martes, 27 de octubre de 2009

Exhumación de Tierra año 2040

Llevamos nuestros muertos
en la espalda,
exhumamos su ilusión en el perfil del viento.
En las tardes de agosto
anclamos horizontes.
Los llevamos sin tierra
apuntando en el barro
lo que nadie pronuncia.
Pasa una estrella
y se hunde en el puerto,
pero los barcos desconocen
el latido de la sangre.
Se desteje una nube
en la mirada
y los ojos se inclinan hacia el este.
Nuestros muertos
respiran como pájaros
y trazan el calor en la tormenta.
Abrigan a los hijos que no viajan.
¿Qué busca el pescador en la montaña?
¿Quién sueña su horizonte entre los muros?
Ayer anduvo tierra el recuerdo de un río.
Llevamos nuestros muertos a las islas,
Ofrendamos sus botesal filo de otro sol.
Una noche de enero nos entramos al río
para ver cómo pasan.

Martín Carlomagno
- joven poeta - C. del Uruguay -

viernes, 23 de octubre de 2009

Foto:Puerto Victoria





A una mojarra, cría de sábalo
14 oct./90 Río Paraná




(... más allá del patio de mi casa ...)

Te saqué del agua,
te clave el cuchillo,

te maté.

Te saqué las tripas,

las separé,

te lavé el vientre,

te lavé.

Se me ocurrió rezar un Padre Nuestro

en tu nombre,

te recé.

¡Qué fácil hubiera sido,

pensé,

volver al muelle,

tirarte al río,

volver!


Respiraste fuerte,
lo sé,
mientras, te miraba,
lo sé.

Callabas, callabas,

lo sé.

Esperaste la muerte,

lo sé.

Se me ocurrió rezar un Padre Nuestro

que está en todas partes ...

Se me desangraba el alma

cuando volví al muelle.

Marta L. Pimentel Álvarez
"Desde todos los cielos"
Imp.Punilla - agosto/95
Foto: río de azufre, Chilecito, La Rioja

jueves, 22 de octubre de 2009

VIVIR EN TI

"...el reencuentro tiene sones de campanarios y golondrinas"
Lelio R. Gurruchaga


Hieres con el puñal de los sentidos,
dañas el corazón y se estremece
la piel, al soñar con lo prohibido,
y en la noche, el temor siempre amanece.

Enmudece la luna, ¿Quién se atreve
a negar este amor hecho de río
de esperanza y de sueños que son leves
como estrellas fugaces del estío?

Y te busco en las alas de las aves,
en la brisa azul que tu nombre sabe
y en el tiempo que tuve tu dulzura.

Quiero ser hoy tu eterna prisionera,
transformarme a la vez en carcelera
para vivir en ti, con mi ternura.

Gladys B. Navarro Sartirana
- poeta victoriense -
"Regreso a la luz"
Edic. Raíz Alternativa

Foto: arco iris, sierras cordobesas

martes, 20 de octubre de 2009

CAMPO

(VI)
...

Quien nace aquí recibe de la tierra
el bien de una bondad que no se iguala:
como en un generoso entregamiento
la avena espiga, el manantial abraza,
se afelpa el trébol, la estación madura,
el viento sopla un aire de chicharras,
y el corazón es lámpara encendida
y es encendido el canto que se canta
aun perdida la próxima cosecha
y aun perdida la última esperanza!

Esta vida de amor, que es la que vivo,
no es sino una expresión de tierra santa:
aran en mí, siembran en mí, rastrillan
en mí, y en mí cosechan y en mí emparvan.

Yo soy el campo. Y como el campo vuelvo
a la ciudad por esta calle larga
que prefiere la flor del duraznero
y el olor y el color de las naranjas,
con el motril que refrescó las siestas,
con el marucho que anudó distancias,
con el pastor que fatigó caminos
con el boyero que rompió las albas;

Y vuelvo con el pasto y la sandía,
con el trigo, el maíz y la cebada
que hacen el pan de la honradez y ponen
las manos juntas en acción de gracias
por tanto llanto, y tanta sangre y tanto
sudor caídos en la melga parda.

Y a la ciudad me adentro, enamorado,
con la canción rural de las calandrias!

Gaspar L. Benavento
"La de las siete colinas"
Colecc. Homeanjes
Editorial E. Ríos
Foto:costanera victoriense
REVELACIÓN

¿Poeta?¿Es esta luna sobre el río?
¿Es esta amable caridad de acacias?
¿Esta calleja de villorrio humilde?
¿Esta encendida tarde de chicharras?
¿O ese pájaro oculto que me nombra?
¿O este aire de noviembre y de muchacha?


- El verso es mío, doña Margarita
Llevo bajo mi blusa una calandria;
estoy lleno de nidos como un árbol!
y es todo flor el horizonte de agua!


Y doña Margarita se sonríe:
- ¡Dios te dé juicio!, me bendice y pasa,
pasa sin comprender lo que yo tengo:
la rosa con su miel y su fragancia,
la tarde con su rosa y su agonía
y la rosa y tarde con sus cuatro llagas.


Se hace la noche alrededor del río
y alrededor de los primeros talas.
Cri-cri de grillos dicen en las sombras
ausencias de viuditas y tacuaras.
Me duelen puntas de lucero en toda
la carne vegetal que se me aclara
y en donde corre sangre de amapolas
cuando las amapolas se desangran.
...

Es tarde, sí. La sombra no me asusta.
Soy un tallo de luz desde las plantas.
Llevo un signo de Dios sobre la frente.
Hago un camino de celeste gracia.
Y este retorno a la caricia es dulce,
dulce como el perdón con que me aguardan.


- Mamá, la tarde no se fué este día
como otras tardes sin dejarme nada.
Mira la nube rosa en mi frente,
toca el nido de pipia en mi garganta,
pulsa el agua del arroyo en mis muñecas,
ponte a escuchar mi corazón que canta.
¿No es ésta la alegría que se oculta
en mis raíces y que te desgaja?


.. Pero mamá, que me creó en sus sueños
y me dió forma en su panal de entrañas,
sin que se lo dijera lo sabía,
sí, lo sabía pero lo callaba.
Tengo sus manos y sus ojos tristes,
y su boca en mi frente y su plegaria:
- ¿No te bastó, Señor, mi sufrimiento
para que él sufra por mis cuatro llagas? -


Gaspar L. Benavento - poeta victoriense -
"La de las siete colinas"
Colecc. Homenajes
Edit. Entre Ríos
Foto:"el uruguay no es un río ..."


IBA LA FELICIDAD


Iba la felicidad

a cuatro remos volando

en el cielo del río

hacia el fondo de la tarde.


La felicidad buscaba

el secreto de la tarde,

y no podía encontrarlo,

pues su misterío huía

cada vez más, de tan diáfano.


Y no podía encontrarlo.

Pero cantó, y el sensible

cristal íntimo se hirió:

el canto había encontrado

el secreto de la tarde.


A cuatro remos venía

la felicidad aleteando

desde el fondo de la tarde.


Un largo rosa espectral

era el cielo del río.


La felicidad venía

de doble sombra callada.


Un astío de agua fuerte

era el paisaje del río.


Pero arriba se abrían guiños

de innumerable dulzura.



Juan L. Ortíz - poeta gualeyo -

"El agua y la noche" (1924-1932)

Colección Homenajes

Editorial de Entre Ríos

lunes, 19 de octubre de 2009

Foto: la rosa en casa









Ultima lágrima




Leí tu carta hermosa... Me reprochas un llanto
que de la ausencia nace y de quererte tanto.
Olvidas que el ahogo del corazón opreso
tiene que resolverse en el llanto o el beso.
Yo amo también la vida, como tú que eres fuerte;
justifico a la vida cuando nombro la muerte;
me refiero a la vida soñada lado a lado:
la muerte es como el símbolo de vivir separados.
Y tú me hieres hondo de soledad, me inmola.
Tu ceñudo designio de erguirte siempre sola.
Y me dices que es mi vida, vida plena y cumplida;
que es tu dolor apenas accidente en mi vida.
Que hay que llenar el ciclo de mi gloria llevada:
Poeta, de la vida ya no te queda nada,
solamente el recuerdo... la cúspide de nieve...


Un largo aplauso público tras un camino breve.
Déjame que te nombre sin ahorro del llanto,
acepta que el ahogo del corazón opreso.
Después vendrá el silencio de mis penas; prometo
que estarán en el cofre cerrado del secreto;
que no querré otra cosa que ser dulce y amable,
un buen señor dinámico, de optimismo admirable,
curado al fin de aquella desbordante locura
de verte en una niebla de ensueño y de ternura.


Andrés Chabrillón
"Por mitades con la muerte"
Colecc. Homenajes
Editorial de Entre Ríos - 1995 -

miércoles, 14 de octubre de 2009

Foto:pichones de colibrí en casa



Falcon verde

Estás colgado de la luz
estás colgado del teléfono, del gas
estás colgado del cable.

Nada te sostiene.

Ahí llegan
en esa combi blanca
los tenaces emisarios
cada cual una tenaza
a descolgarte de cualquier línea de indigencia.

Marcelo Mangiante
- joven poeta paranaense -
"Des(arte" Edic. de la intemperie, agosto/07
Foto: Los Primeros Pinos, Neuquén

martes, 13 de octubre de 2009

AQUELLOS HOMBRES DE PINO

(Desde la ventana de mi casa, desde un sitio ideal, puedo ver en el horizonte, cual una sombra larga los pinos, del Seminario Arquidiocesano de Paraná, bajo un cielo infinito)

¿Qué hablarán esos hombres
que antes no se hayan dicho,
aquellos hombres de negro,
aquellos hombres de pino?

A veces, quedo así, quieta,
rezando casi al unísono,
de verdes estrellas la noche,
de rojas copas el vino.

Los veo a los monjes eternos,
señal de cruz a los vivos,
entre siluetas de árboles,
entre cuchillas y cuchillos.

¿Qué hablarán esos monjes
que antes de no se hayan dicho?
¿Será la Humanidad el problema?
Y a penas, si es por capricho,
el rezo se lleva el viento,
las flores viejas el camino.

¡Qué sola que anda el alma
entre los verdes pinos!

Las cigarras rezan y rezan
desde los verdes pinos.
De monjes está lleno el cielo,
vago, inifito. La Tierra toda
de hombres verdes de pino,
espera llegue el tiempo
para saber, por qué el delirio.

Pues, pasan los dictadores,
los demócratas, los milicos,
los reyes, emperadores.
Los de siempre, los mismos.

Pues, pasa la muchedumbre,
los poetas, los teatreros,
los coimeros, los ladrones.
Los de siempre, los mismos.

Pues, pasan los comunistas,
los nazistas, los budistas,
los idealistas.
Los de siempre, los mismos.

¿Qué hablaran esos hombres
que antes no se hayan dicho,
aquellos hombres de negro,
aquellos hombres de pino?

Marta L. Pimentel Álvarez
- poeta - Paraná -

viernes, 2 de octubre de 2009

Foto:Ivon y el sol -V.Urquiza




Deriva


Me desangré hacia el río aquella tarde

por calles y barrancas,

entre rosadas copas

- sueños adolescentes de la tierra -

y resplandor fragante de aromitos.

Descendí

hacia los brillos del agua,

diluyéndome

en las lilas nieblas lejanas

sobre las islas distantes.

No te dije nada.

Nunca sabrás

qué puertas se cerraron

con sigilo.


Aurora Bianchi - Paraná -

"Runas" - Cuadernos del Señalero Nº 27 -

Suplemento El T. Zonal - Ed. Del Clé -

jueves, 1 de octubre de 2009

Foto:pinos en Colón




La muerte del poeta

a Carlos Mastronardi


Cual una flor nocturna y delicada
que se consume en el ardor del día,
se marchitó, sediento de poesía
y se abrasó en su propia llamarada.

¿Qué paisaje crispado en la mirada
se llevaba el jazmin en agonía,
mientras la muerte, ansiosa, se bebía
toda su sal de estrellas derramada?

Un viento de sollozos repentinos
hizo gemir las ramas de los pinos;
y fue entonces que un pájaro dolido

rasgó la tarde, henchida de infinito
con el clamor profundo de su grito:
¡Silencio! ... que el poeta se ha dormido.

Tuky Carboni
"Antología breve"
Cuaderno del Señalero 23
SADE - Seguay -
Foto:Paraná desde el Thompson


Paraná

Mi barca de piedras eres tú
mi tierra caliza, mi arena de arcilla,
mi río bañado en esperas,
mi risa trepando lomadas,
mi aurora, mi cama, mi Todo, mi Nada,
mi andar en la luna,
mi templo, mi nido, mi sangre batida en arados
eres tú.
Mi perdón, mi pecado
eres tú.

Marta L. Pimentel Álvarez
- poeta - Entre Ríos -
Foto:Victoria y el lugareño