domingo, 9 de marzo de 2014


POEMA

Hay momentos
en que me encantaría
quedar muerto.

Si tengo esa suerte
seré felices huesos,
dichoso polvo,
alegre nada.

LUIS SADÍ GROSSO
"En el cofre del tiempo"
Antología Esencial de Poesía
Entrerriana - Edit. E. Ríos - 2010 -


RÍO 

II

Éste es el río de mi adolescencia,
río que nombro como si llorara.
Como en cuna de círculos concéntricos
hay una cruz dormida entre las aguas.
Gota de río que mi labio moje
tendrá el sabor salino de mis lágrimas,
(Fue una tarde marzal. Éramos siete..
Volvimos seis para llevar la caja.
Hoy tu recuerdo, amigo, envuelto en brumas
vuelve con un tañido de campanas).

La vida lleva y trae, crea y destruye,
juega con la alegría y la desgracia,
esconde sin razón lo que buscamos,
nos extravía en las encrucijadas
y, en realidad lo cósmico dirige:
grilla los pies o nos despliega el ala.
Yo soy el río, indiscutiblemente;
sé que me voy como el que se desangra,
poquito a poco, pero nadie diga
que fui del todo hasta la mar salada.

¿Porqué quiero dejar las cosas mías,
irme hacia el sur, echarme en otras playas
cuando el origen de mis manantiales
hay que buscarlo en esta misma entraña
y en lo más escondido de aquel monte,
de esas cuchillas y estas hondonadas?
Me llevo el sueño, la emoción, el grito
de la tierra que es limpia y tiene gracia.
Van conmigo el dolor de las raíces,
las desesperaciones de las zarzas,
la luz que duerme entre las piedras mudas,
la lluvia sin ascenso y derramada.
El paisaje interior se echa hacia afuera
y hay un regreso de árbol a su patria,
su patria, el cielo de las tres Marías,
del corazón, del canto y la guitarra.


Voces de pescadores sin regreso
viven en mí; protestas y plegarias
llegan a las orillas de mis cauces
si el viento lucha con la marejada.
Anécdota de amor y novia muerta
con una flor de sangre en la garganta:
lipemanía de los sauces y una
tristeza adolescente arrodillada.
Barcos a la deriva, sin fortuna,
por canales de olvido y de desgracias:
un nombre de mujer que se adivina
y un lienzo triste que se deshilacha.
Adioses sin respuestas. Sueño inútil.
Dolor de olvido. ausencia de ruego.
Mi soledad, la tarde y su esperanza.

Toda la geografía del recuerdo
se transporta en linfas de nostalgias:
leves ondulaciones de colinas
hacen pensar en frente extasiadas,
en torsos varoniles que se curvan
y en vientres de mujer que se levantan;
el monte prieto; los arroyos limpios;
la tierra alegre, septembrina y casta,
tierra de exaltación y de promesas,
siempre sembrada y siempre cosechada!


El río que me trae y que me lleva
- canal de amores, surco de bonanzas -
es la historia del pueblo y de sus gentes
inédita en la historia de la patria.
(Van procurando puertos los veleros
para su pan, su vino y su manzana.
Barcarolas antiguas lo embanderan
y vientos navegables lo empenachan).

Como la hidrografía de mis venas
sabe su sal, su pulso y sus andanzas,
regresaré por él cuando la muerte
me reintegre a la paz de esta comarca
al amor natural de estas colinas
y al calor de la madre consagrada.

Quiero dormir aquí, junto a mi río,
al murmullo celeste de sus aguas:
en él oiré como cuando era niño
la música de amor que me arrullaba.

Y para él cantará desde mis huesos
lo que aún pueda quedar de mis calandrias!


GASPAR BENAVENTO
"La de las siete colinas"
Antología Esencial de Poesía
Entrerriana - Edi. de Entre Ríos - 2009 -