A REYNALDO ROS, POETA MUERTO
"Y a solas con las aguas
queda mi juventud" R.Ros
No te verán las frutas otra vez. Ni el verano
de las islas que ordena el Ibicuy. Ni el aire.
Lejos estaba yo en mi largo destierro;
mis ojos no te vieron en ese ocaso último.
Sólo podré mirar algún día tu piedra
en un ocioso cementerio y el arroyo
que pasa entre los muertos como un ángel.
Ni la victoria regia será de ti el regalo,
ni los frutos que ofrecen los fuegos litorales,
ni el peso de la vida que mirábamos juntos,
ni el verso que traías en tus oscuras manos
diciendo que eran bellos el día o la pobreza.
No son los ríos los que mueren. Somos
apenas sueño junto a un río eterno
que arrastra tardes victoriosas, luces
apasionadas entre lentos barcos.
Detrás de la Isla Puente tus manos prodigiosas
no enseñarán ya nunca
el esperado paso del azul camalote
y la vieja madera de un bote andará sola
sobre el agua de siempre, entre las voces
de los que te quisimos, Reynaldo, y te llamamos
cuando la muerte cruza las pacíficas islas.
Alfonso Sola González
"Cantos a la noche"
Edit. E.Ríos - 1992 -
miércoles, 30 de septiembre de 2009
lunes, 28 de septiembre de 2009
Foto:la Virgen del campanario, Chilecito
CONSEJO MATERNAL
-“Ven para acá” – me dijo dulcemente
mí madre cierto día
(aún escucho en el ambiente
de su labio la dulce melodía).
-“Ven y dime: ¿qué causa tan extraña
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gotas cuajadas de rocío?
-“Tú tienes una pena y me la ocultas.
¿No sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?”
Yo prorrumpí a llorar: - Nada – le dije;-
la causa de mis lágrimas ignoro,
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón y lloro …
Ella inclino la frente pensativa,
se turbó su pupila
y, en jugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
-“ Llama siempre a tu madre cuando sufras,
que vendrá muerta o viva;
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no a consolarte desde arriba”.
Y lo hago así cuando la suerte ruda,
como hoy, perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
y entonces siento que se ensancha el alma.
Olegario Victor Andrade (Gchú.)
"350 Poesías para niños"
Edit. Atlantida - junio 1958 -
CONSEJO MATERNAL
-“Ven para acá” – me dijo dulcemente
mí madre cierto día
(aún escucho en el ambiente
de su labio la dulce melodía).
-“Ven y dime: ¿qué causa tan extraña
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gotas cuajadas de rocío?
-“Tú tienes una pena y me la ocultas.
¿No sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?”
Yo prorrumpí a llorar: - Nada – le dije;-
la causa de mis lágrimas ignoro,
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón y lloro …
Ella inclino la frente pensativa,
se turbó su pupila
y, en jugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
-“ Llama siempre a tu madre cuando sufras,
que vendrá muerta o viva;
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no a consolarte desde arriba”.
Y lo hago así cuando la suerte ruda,
como hoy, perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
y entonces siento que se ensancha el alma.
Olegario Victor Andrade (Gchú.)
"350 Poesías para niños"
Edit. Atlantida - junio 1958 -
Foto:Victoria
Todo pasa. La risa, la mirada,
la última vez, y acaso todo eso
que se piensa y se sueña. Hasta la nada
pasará como un sueño que ni es eso.
Pasa tu llanto, pasa tu partida,
pasa por el camino el leve paso
y la huella. Y el roce de la vida
gasta la luna nueva y el ocaso.
Nada será una vez, ya consumida
estarás, y seremos solamente
el recuerdo de un sueño que en la mente
aparece y se muere con la vida.
pág.17
La tristeza de estar no es la tristeza
que se llora en la lágrima del llanto.
Es esa soledad que duele tanto,
es esa soledad, es sólo ésa
quieta manera de mirar la brisa
cómo pasa y se vuelve, de oír el canto
del pájaro y del agua y de la risa,
y no poder cantar, tener un manto
delante de la voz y la mirada;
tener esta tristeza trastornada
adentro de mi ser, y sufrir tanto ...
pág.41
Ana Teresa Fabani
"Nada tiene nombre
y otros poemas"
Edit. E. Ríos - 1999 -
Todo pasa. La risa, la mirada,
la última vez, y acaso todo eso
que se piensa y se sueña. Hasta la nada
pasará como un sueño que ni es eso.
Pasa tu llanto, pasa tu partida,
pasa por el camino el leve paso
y la huella. Y el roce de la vida
gasta la luna nueva y el ocaso.
Nada será una vez, ya consumida
estarás, y seremos solamente
el recuerdo de un sueño que en la mente
aparece y se muere con la vida.
pág.17
La tristeza de estar no es la tristeza
que se llora en la lágrima del llanto.
Es esa soledad que duele tanto,
es esa soledad, es sólo ésa
quieta manera de mirar la brisa
cómo pasa y se vuelve, de oír el canto
del pájaro y del agua y de la risa,
y no poder cantar, tener un manto
delante de la voz y la mirada;
tener esta tristeza trastornada
adentro de mi ser, y sufrir tanto ...
pág.41
Ana Teresa Fabani
"Nada tiene nombre
y otros poemas"
Edit. E. Ríos - 1999 -
Foto:Paysandú, Uruguay
Entera de agua viene la creciente
como si fuera a devorar la primavera.
Alardeando da ha luz un cementerio triste
que a su paso va dejando en la ribera.
Se fue la noche, y en ella la espera.
Salió el sol. Parece un tornado
la suerte negra de los loros, gallinetas,
de los pájaros mojados.
Borradas están las huellas
que la serpiente rezongando deja,
tras la fatiga de nadar de costa a costa,
casi extraña en su propia tierra.
Será fatal dijeron, la corriente.
El próximo año ¨si llueve, llueve¨.
Ya desmontado está todo el daño
buscando el río repentinamente.
¿Será que el hombre deliberadamente
la tiene sin cuidado, o
será, tal vez, que está triste de ausencia
la muerte con los pies alados?
Marta Pimentel
Entera de agua viene la creciente
como si fuera a devorar la primavera.
Alardeando da ha luz un cementerio triste
que a su paso va dejando en la ribera.
Se fue la noche, y en ella la espera.
Salió el sol. Parece un tornado
la suerte negra de los loros, gallinetas,
de los pájaros mojados.
Borradas están las huellas
que la serpiente rezongando deja,
tras la fatiga de nadar de costa a costa,
casi extraña en su propia tierra.
Será fatal dijeron, la corriente.
El próximo año ¨si llueve, llueve¨.
Ya desmontado está todo el daño
buscando el río repentinamente.
¿Será que el hombre deliberadamente
la tiene sin cuidado, o
será, tal vez, que está triste de ausencia
la muerte con los pies alados?
Marta Pimentel
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