miércoles, 16 de mayo de 2018


         
                                  
DESPERTAR     
                                                 
                                                      Montado en potro oscuro, casi en pelo,
                                           bajaste por la loma iluminada,
                                                     erguido como un junco bajo el cielo.

Fue una vez, en la cumbre de un verano,
que apareciste, casi de la nada,
y embelleciste mi paisaje humano.
Sonreímos los dos con la mirada,

con una intensidad inaugurada
en el candor del corazón temprano.
Sólo los ojos y tu mano alzada
quedaron como herencia de un verano

que nunca  olvidaré; porque ese encuentro,
tan fugaz, me cambió toda la vida:
tan solo con mirarte desde el centro

de mi sangre, mis huesos, todo el ser,
abiertos bajo el sol, cual una herida,
aprendí para siempre a ser mujer.

TUKY CARBONI

Foto: Colonia del Sacramento,
Rep. O. del Uruguay



PALACIO SAN JOSÉ

Sigue siendo irreal: un espejismo
que atravesó los mares y la historia,
un perenne artificio, la ilusoria
visión de un General; el egoísmo
o la compleja vanidad de un hombre
que concibió el espléndido escenario
para la eternidad y el temerario
puñal de la traición sobre su nombre.
Nada es real: ni el lago, ni la alfombra
de rosas que a Sarmiento recibiera,
ni la sala de espejos, ni la sombra
de un fugaz centinela de ceniza;
sólo una cosa, acaso, es verdadera:
una mancha de sangre: la de Urquiza.


JUAN MANUEL ALFARO
Poeta entrerriano

Foto: Catedral de C. del Uruguay
donde se encuentran los restos del
Gral Justo José de Urquiza



AQUEL OTOÑO



Aquel otoño Paraná tenías

la quietud de los pájaros cautivos

las calles con desiertas cabelleras

pedían compasión para el olvido.

Aquel otoño Paraná perdías

las hojas desvalidas de mis sueños

en la llovizna gris de los recuerdos

escondidas en el zaguán de algún invierno.

Aquel otoño Paraná tu eras

la infancia azul, el cuarto del abuelo

la mojada calleja de otros tiempos

perdida en aquel barrio que no vuelve.

Aquel otoño Paraná tu eras

la novia ausente, la canción de cuna

la barra de muchachos que se fueron

y el circular destino que me espera.


EISE OSMAN

Foto: Parque Urquiza
Paraná, Entre Ríos



EVA

Soy Eva de las lluvias y neblinas
estrella del  jardín púrpura en mano.
Registro sin perdón y no el profano
no me quiso desnuda y ambarina.

Inútiles las hojas de la parra.
¿Es tan mala la sierpe que seduce
si quise conocer y ampliar las  luces
distinguir mal y bien sin las amarras?

La hoja de la espada da mil vueltas
cae la sangre. Historia escrita. Fin.
Silente, luego,  a  luz di a Caín:

bíblico en la crueldad de  reyertas.
No separé de Abel en la huerta
al  fugitivo que llamaron ruin.

GUILLERMINA BRASSEUR
Secretaria de Actas
SADE Filial Paraná y zona de Influencia.
Comisión Directiva
2017-2019

Foto: Montevideo, Rep. O. del Uruguay


INVITACIÓN

Como gigantes olas, las lomadas
desde Victoria brotan elegantes
para extender su mar, verde diamante,
como canción del río de las hadas

Jacarandá de octubre es la mirada
de quien se pierde audaz en un instante
por la aventura mágica y brillante
de seducir su costa iluminada.

Si la divina guía que dio a Eneas
la voluntad de ir a su destino
tuviera a bien rozarte con su gloria,

tal vez descubras, vivas, sientas, veas
que el paraíso puede estar a un trino,
aunque parezca lejos en la historia.


CLAUDIO GONZÁLEZ
Miembro de Comisión Directiva
SADE Secc. Entre Ríos
Filial Paraná y Zona de Influencia
2017-2019



sábado, 14 de abril de 2018


MEDIOSIGLO

A esta edad los muertos se cuelan por la ventana
no responden preguntas
esperan
son la estepa helada y la llanura inmensurable
desierto
grava
mar
vigilan como ángeles
habitan los objetos con suavidad de pájaro
destilan resonancias desde el borde del tiempo
una vez que han llegado
no se vuelven a ir:
los muertos con su ausencia amplifican la vida.

SUSANA LIZZI
Antología del Viento HERENCIA DE AGUA
Pág. 56 - Edit. Dunken - 2016 -


REENCUENTRO

En imprevistos rumbos de agua-junco,
agua-barro, sauce-ala y cielo en vuelo,
en Gualeguay de pájaros y resaca,
Ñamnadú
mira, dormita o sueña.
En soledad tagüe, desnudo
de tatuajes,
por muy extraño embrujo,
o repliegue en pos del colibrí
y su sagrado néctar. O de lechuzas,
iluminadas por reflejos
de su alado Corazón llameante.

Sin aquí, más allá, ahora o después,
Ñamandú, rostro de niebla, silenciada voz,
intima con fanales tristeza
o anilla panaderos del aire,
conmovidos
por sediento pampero,
sin brújula o memoria.
Cerca de Gualeguay
que fluye entre lomadas,
atenúa quejumbres del ocaso
y socava raíces de la costa indecisa,
justo ahí, Padre Ñamandú, el Primero.

HÉCTOR IZAGUIRRE
Antología del Viento HERENCIA DE AGUA
Pág. 48 - Edit. Dunken - 2016.-