AQUELLOS HOMBRES DE PINO
(Desde la ventana de mi casa, desde un sitio ideal, puedo ver en el horizonte, cual una sombra larga los pinos, del Seminario Arquidiocesano de Paraná, bajo un cielo infinito)
¿Qué hablarán esos hombres
que antes no se hayan dicho,
aquellos hombres de negro,
aquellos hombres de pino?
A veces, quedo así, quieta,
rezando casi al unísono,
de verdes estrellas la noche,
de rojas copas el vino.
Los veo a los monjes eternos,
señal de cruz a los vivos,
entre siluetas de árboles,
entre cuchillas y cuchillos.
¿Qué hablarán esos monjes
que antes de no se hayan dicho?
¿Será la Humanidad el problema?
Y a penas, si es por capricho,
el rezo se lleva el viento,
las flores viejas el camino.
¡Qué sola que anda el alma
entre los verdes pinos!
Las cigarras rezan y rezan
desde los verdes pinos.
De monjes está lleno el cielo,
vago, inifito. La Tierra toda
de hombres verdes de pino,
espera llegue el tiempo
para saber, por qué el delirio.
Pues, pasan los dictadores,
los demócratas, los milicos,
los reyes, emperadores.
Los de siempre, los mismos.
Pues, pasa la muchedumbre,
los poetas, los teatreros,
los coimeros, los ladrones.
Los de siempre, los mismos.
Pues, pasan los comunistas,
los nazistas, los budistas,
los idealistas.
Los de siempre, los mismos.
¿Qué hablaran esos hombres
que antes no se hayan dicho,
aquellos hombres de negro,
aquellos hombres de pino?
Marta L. Pimentel Álvarez
- poeta - Paraná -
martes, 13 de octubre de 2009
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