viernes, 11 de diciembre de 2009


A la memoria de Benjamín Moloise
Poeta y dirigente negro de Sudafrica,
Quien fuera ahorcado en la prisión
Central de Pretoria, el 19-X-85, a pesar
de las apelaciones internacionales.


MUERTE DE UN POETA


¡Johannesburgo!
¡Johannesburgo!
¡¿Por qué ahorcas a un poeta?!
Se va tu tierra cubierta en sangre,
De la armonía de un Dios, secreta.

Oye, Pretoria,
Te estás hiriendo con plumas y versos.
Toda la Tierra te ha reclamado: ¡No a la horca!

Moloise tiene razones humanas que tú, no entiendes.
Te has cegado tras los llamados de Continentes.

¡Pretoria!
¡Vieja Pretoria de minerales
Supera el pánico!
Allí, mañana, llorarás en vano
El cuerpo negro que hoy insultaste.

¡Hombre de color,
Ríe, entonces, no es violencia la eternidad!
¡Benjamín vino a probarle al mundo su libertad!


MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
“Desde todos los cielos” –pág.33 –
Imp. Punilla-agost./95

jueves, 3 de diciembre de 2009


PATRIA DE LA ESMERALDA


Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Dádiva umbría!
Hidra frutal amancebada a cielos y pájaros fulgentes,
aparición germinatriz, cabal, de aquellas geodas
que bajo Capricornio hivernan su condición de meteoro,
selladas urnas donde el fuego congelara sus cristales
para que ría la luz un día en sus múltiples dientes
de claridad por la sombra vulnerada,
y que aquí emergen en aspersión enfebrecida
como un prodigio solar donde la piedra canta
y hasta puede el rocío visitarlas.

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Gracias escindida!
Y en agrario afán labrada y concebida entre linares,
bucólica hembra que se acomoda el cuello enverdecido
el serpentario de lapizlázuli de sus arrozales trémulos
y a las tranzas de sus montes el almizcle y el oro
de sus espinillos donde cantan los zorzales del hechizo,
a traición de los cuatreros, los domadores y los búhos
con una ignorada e invisible partitura de Corot o Boticelli,
para que Quirós, ya sin Goya ni la sombrilla de Sorolla,
le pinte enardecido Federales, Manosantas, Carniceros
en vivo rojo de pasión para guardarla
en tan injusta lucha de quererla.

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Alucinada rama!
El viento se entretiene en sus redondeces núbiles
y sigue dulce de hidromieles, sátiros, campanas,
acariciándole los senos verdecidos donde ensayan
las majadas, los cánticos de Salomón o padeciendo derramado,
sus mil y una recetas de Scheherazade campesina, arisca y clara
hasta erizarle en escamas fluidas de temblante plata
el lunar azul con siriríes y cigüñas de sus tajamares
donde las noches cuelgan su pendiente de cien ramales
y el diamante solitario del lucero de las madrugadas.
Me gusta verla en soledad tendida y hasta perderme
en sus hopalandas de Yocasta fluvial, fecunda y lacia.
La une más el cielo que la habita que la tierra que la traza.
En sus alturas transparentes, la geografía no vidente tiene alas
y en este tapiz con barandales de golondrinas o de garzas,
un rosa de caracola o Rafael la espeja y desiguala al punto,
que en sus góndolas blancas, las nubes pasan como mirándola.

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Enjundia jade!
Vienen pájaros sin nombre aún a conocerla,
A celebrarle en vuelos su territorio de prodigios
Como volaban ayer de río a río las tropillas de López Jordán
Y nadie se explicaba las levedades de su aire.
En esa luz, las mariposas despeinan su melena silvestre
Y su mohín isleño se refugia en azules cadencias de guitarra.
Con un cintillo fluvial, perenne, griego más que fiel,
Mastronardi soñó con desposarla y en las bodas de la muerte
Hizo cáliz su cintura de guazunchos y equinoccios
Remolineando caballadas de heraldos funerales
En una penuria de Luz manca de silbos y de ángeles
Hasta recibirlo en sus túnicas abiertas y transmutarlo
En dorado laurel para sus sienes límpidas y australes,
De amantes virgen, diosa terrible y madre de poetas.

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Sabedlo!
La copa es copa y en cada árbol da y recibe
El milagro civil de la mañana, y juntos, comulgan en la umbría
El yacaré y la paloma en un pan de agua por el sol
Recién bañado bajo las nupciales batallas de sus frondas.
En cada hombre hay una lanza de victoria y mordedura
Y en cada hembra un colmenar de armas.
En cada rancho una esperanza triste de esperarla
Y un fogón que no se atiza, a pura paciencia controlado.
Pero ella espera también que ese galope oscuro tras los montes
Traiga Dragones y gurises luminosos como astillas de bengalas
Y sueña tras los cascos solitaria, reincidente hasta la pena,
Que en ese Palacio de magnolias, caobas, mármoles, espejos,
Cañones, bustos, vides, aljibes, marfiles y cristales
La vida ponga en coro sus enigmas y en himnos viriles canten
Sus linajes, su condición mujer por el verde desposada.

Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Joya sitiada!
Se levantan en colinas apacibles sus ciudades claras,
Sus dameros de cal a media asta de torres eclesiásticas
Y un portento andaluz de rejas, mayólicas y tejados
Le pone al cuello un camafeo de minotauros arborescentes,
Para una urdimbre de siestas en caserones amplios,
Donde reina corporecida una suave luz mesopotámica.
Guarda en su ajuar de soltería, más querida que sagrada,
Una prehistoria de flechas, alfarería y animales majestuosos
Y atesora entre ramas de helecho y odres de petróleo
Las verdes cartas en hojaldres de precámbrico
De cuando el mar la visitaba con palmeras
Y peces voladores en su sexual adolescencia de lavas,
Terremotos amatorios, fumarola y tormentas seminales.


(continúa)


MIGUEL ANGEL FEDERIK
"Una liturgia para Nemesis"
Premio Fray Mocho - Poesía 1992 -
Edit. de Entre Ríos