jueves, 3 de diciembre de 2009


Aquí la esmeralda es vegetal. ¡Enjundia jade!
Vienen pájaros sin nombre aún a conocerla,
A celebrarle en vuelos su territorio de prodigios
Como volaban ayer de río a río las tropillas de López Jordán
Y nadie se explicaba las levedades de su aire.
En esa luz, las mariposas despeinan su melena silvestre
Y su mohín isleño se refugia en azules cadencias de guitarra.
Con un cintillo fluvial, perenne, griego más que fiel,
Mastronardi soñó con desposarla y en las bodas de la muerte
Hizo cáliz su cintura de guazunchos y equinoccios
Remolineando caballadas de heraldos funerales
En una penuria de Luz manca de silbos y de ángeles
Hasta recibirlo en sus túnicas abiertas y transmutarlo
En dorado laurel para sus sienes límpidas y australes,
De amantes virgen, diosa terrible y madre de poetas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario