jueves, 10 de marzo de 2011


Maestro y Poeta

1

Estas muchachas del campo
- vestimenta y carnes limpias -
que despiertan a las albas
en un trinar de cachirlas,
me vieron pasar cantando
cuando los surcos abrían:
- cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga -

Como quien da lo que tiene
salí a repartir mi vida;
mi vida es una canción
y una canción mi alegría:
- calandria madrugadora
siempre alegra la fatiga -

Estas muchachas del campo
me han visto las manos limpias,
la vestimenta cuidada
y el vagabundear sin prisa.
No me miraron la frente
ni comprendieron mis rimas:
- cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga -

Como quien da lo que tiene
eché al aire mi cantiga.
Era en el mes de la escarcha
cuando las aves se atristan
y las campanas silencian,
severas, las elegías
de los niños que no juegan,
que no danzan, que no brincan.

2
Estas muchachas de campo
- vestimenta y carnes limpias -
que huelen a hierba fresca,
tienen color de gavillas
y son robustas y sanas,
me han visto volver un día
con la canción en los labios
y el vagabundear sin prisa:
- Cante la cigarra cante,
mientras trabaja la hormiga.

Los trigos estaban altos,
sazonadas las espigas,
y los labriegos contentos.
Parado sobre una horquilla
cantaba un zolzal su canto
y era su voz la voz mía:
- Zorzal que silba a la siesta
siempre alegra la fatiga.

Estas muchachas del campo
encuentran fácil mi risa,
despreocupado el andar
y, como otrora, no miran
mi frente y parece que
les molestara la rima:
- Cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga.

Como quien da lo que tiene
eché a silbar mi alegría.
Era en el mes de las mieses,
del amor y de la risa,
cuando los pájaros visten
plumajes de pedrerías
y las campanas se aquietan
mientras los niños se animan
y con la fiesta del sol
ríen, juegan, danzan, brincan.

3
Estas muchachas del campo
cuando empezaron la trilla
y vieron que yo marchaba
cantando por las colinas
tiraban sobre mis pasos
las piedras de la injusticia:
- Cante la cigarra, cante,
mientras trabaja la hormiga.

Calandria madrugadora,
zorzal haragán que silba:
se puede vivir cantando
pero hay que darse a la vida.
Aprendan de los horneros
que mientras cantan y brincan
están alzando su casa
y están haciendo su dicha.

Como quien da lo que tiene
- ellas no saben mi vida -
yo me privé del sol bueno,
del aire puro y la rima
lanzada con toda fuerza
por las abiertas campiñas,
y me di en abecedarios,
en canciones y en caricias,
y fué mi siembra difícil
y mi cosecha tardía,
pero fué siempre cantando
que yo sembré por la vida!

GASPAR L. BENAVENTO
pág. 106 E. Ríos Cantada, de
Luis A. Ruiz (1955)

1 comentario:

  1. Gaspar donde quieras que estés, tu canto llega hasta las lágrimas CANTE LAS CIGARRAS CANTE, MIENTRAS TRABAJA LA HORMIGA!!!

    ¡Siempre estarás donde Entre Ríos esté!

    marta.

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