domingo, 1 de septiembre de 2013


Envenena más el reloj que la serpiente.

Como en una visión vi un monte de caldenes sujetando la mañana de los pueblos.
Vi una mujer crucificando la felicidad y calmando con vinagre la sed del mundo.
Vi un cementerio plagado de bichos de luz como fuego en la noche.
Me vi desnudo y entendí los crímenes del azar, los abortos y la memoria.

Las lágrimas son siempre menos que el rocío tempranero,
menos que una copa de vino en la madriguera del hombre solitario.

Quiso el canto que descuelgues mi fortuna con un beso.

EMMANUEL PONCE DE LEÓN
- desde San Luis, un poeta entrerriano -

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